Saludos y bienvenid@s a El Constructor de Mundos. Hoy te presento un post muy especial para mí, el más personal que he escrito hasta ahora en mi blog. El origen de todo está en la maravillosa iniciativa llamada #EstaNavidadRegalaAutoras. Durante más de un mes estuve compartiendo autoras que he leído y significaban algo especial para mí. Y poco a poco me fui dando cuenta que las mujeres han tenido una importancia vital en mi vida y en concreto en mi camino literario. Es por eso que cuando se propuso la iniciativa Un Año de Autoras, me lancé enseguida a aaceptarla y a hacerle un hueco en mi blog. Y este es el primer artículo de esta iniciativa, que seguiré a lo largo de todo el año 2018. A partir de febrero traeré una autora al mes para analizar sus libros, su worldbuilding y su creación de personajes. Iré avanzando quien será la autora en la que me centraré ese mes, pero antes era imprescindible escribir este artículo para dar las gracias a tantas mujeres que han hecho que hoy esté escribiendo este post. Comenzamos.
La primera persona que marcó mi relación con la literatura es mi hermana Nerea. Me saca cinco años, y como todo hermano menor, trataba de imitar sus comportamientos. Solía verle con un libro en las manos y quería aprender muy rápido para poder disfrutar de aquellas páginas llenas de letras. Quería descubrir qué secretos se escondían tras los tomos que poblaban las estanterías. Y cuanto más comenzaba a leer, más me gustaba.
Una vez comencé a leer con asiduidad, tenía y tengo el mejor ejemplo en mi madre, Maite. Como bien indica su nombre (Maite se podría traducir por amor en euskera), me ha transmitido a lo largo de su vida el amor por los libros. La veía leer en sus ratos libres y me hacía entender que el tiempo leyendo nunca es tiempo perdido. Con el paso de los años es ella la que viene a veces a donde mí a preguntarme qué libro leer, y eso me llena de satisfacción. Compartimos el amor por la literatura y por los mundos que en ella se plasman.
Al pasar el tiempo, los profesores comenzaron a decirme que podía ir a la biblioteca (una pequeña biblioteca que teníamos en un barracón) y coger el libro que quisiera para leer. Fueron unos cuantos, pero tengo un recuerdo muy especial de uno: El pequeño vampiro de Angela Sommer-Bodenburg. Con ese libro comencé a entender que me gustaban los mundos más allá de nuestro mundo. Podía ser un pequeño vampiro, como podía ser un ser mitológico de los que nos contaban que habitaban nuestra tierra siglos atrás. Pero parecía como si este mundo se me quedara corto y mi imaginación buscara nuevos mundos que descubrir.
Y años más tarde cayó en mis manos un libro que me marcó sobremanera y que me hizo ver que tras una historia hay muchos sentimientos. Te hablo de Frankenstenin o el moderno Prometeo, de la gran Mary Shelley. En aquel libro ví que podía ser una historia de ciencia ficción, pero había algo más. Podía ser una historia de terror, pero había algo más. Era el alma humana en toda su crudeza, enfrentándose a la realidad a través del monstruo. Se respiraba verdad en cada palabra, te removía por dentro. Y ahí, por primera vez, sentí que quería crear historias.

Y los años fueron pasando y seguía buscando mundos maravillosos. Entre ellos descubrí una saga vampírica que me enganchó, la saga de crónicas vampíricas de Anne Rice. Seguía buscando inspiración en el mundo de los vampiros, y allí encontré dos personajes que me encantaros: Lestat y Marius. Fue tanto lo que me inspiró, que comencé a escribir mis primeros relatos bajo el pseudónimo del vampiro que encarnó Tom Cruise en el cine, Lestat. Comenzaron a ser cuentos oscuros, pero me gustaba ir probando y saltando de géneros. Allí empezó el germen de lo que soy hoy en día, un Constructor de Mundos.
En esa búsqueda de géneros y estilos siempre chocaba con la poesía. La manera en la que nos enseñaron poesía en el instituto no me gustaba nada, obligandonos a estudiarlos de memoria, pero sin preocuparse en que los saboreáramos. Pero entonces recordé a una adorable mujer que recitaba poesía a los niños y lograba que la miraran embelesados. Me fui a la biblioteca y saqué dos libros de aquella maravillosa mujer: Gloria Fuertes. Gracias a aquella mujer que se empeñaban en denigrar (aunque a ella no le abandonaba su sonrisa) descubrí que la poesía podía ser todo lo que nos imagináramos.

Entonces llegó una época bastante oscura de mi vida. Los ánimos andaban por los suelos y buscaba salir de mi mundo visitando los mundos de los demás. En aquella época me encantaba sentarme a leer en la orilla del mar con las olas como única banda sonora. Recuerdo que incluso los días de lluvia me sentaba bajo un paraguas en mitad de la playa de la Concha y me ponía a leer. Y una mujer me cedió su mundo de brujas y vampiros para que escapara del mío. Ella era Deborah Harkness y su libro El descubrimiento de las Brujas.
Pero las tinieblas no duran eternamente, ni siquiera a orillas del Cantábrico, y tras la tormenta los rayos de luz comenzaron a cruzar mi cielo. En ese momento pensé que la vida es demasiado corta como para andar perdiendo el tiempo sin luchar por los sueños. Y me puse a luchar por mi sueño de ser escritor. Empecé a formarme y a escribir, y por el camino encontré una maravillosa hada madrina que me ha ido enseñando el camino. Su nombre es Ana Gonzalez Duque y su página es Marketing Online para Escritores.
Empecé a moverme entre escritores, tratando de absorber el máximo posible de su sabiduría. Durante este camino comencé a escribir este blog y he conocido a gente maravillosa (y la que me queda por conocer). Entre ellas encontré una salmantino-catalana envuelta en un Kimono, M.H.Isern. Ella también escribe su blog: La sombra de Kitsune. Andaba ultimando su primer volumen de una trilogía de Katana y Brujería. Su nombre es Shirukuni Vol. 1, El resurgir de la sangre. Tras disfrutar mucho de aquellas extrañas tierras, he tenido el honor de que me pidiera hacer de lector Cero de su segundo volumen. Siempre le estaré agradecido por esta oportunidad que me ha dado.

Enredada en el ciberespacio encontré a una joven autora que arrancó su blog casi a la vez que el mío: Marimar González Gómez (Escribir Ciencia Ficción). Está centrada en la Ciencia Ficción, pero sin ser muy consciente de ello, se convirtió en protagonista de una campaña muy especial de finales del año pasado, la antes comentada #EstaNavidadRegalaAutoras. Ese fue el germen de la iniciativa a la que me uno con este primer post, hacer que las mujeres autoras logren la visibilidad que injustamente se les ha robado. Con ella he compartido muchas risas y algunas lágrimas, y me dio el mejor regalo que un ser humano puede dar a otro, su amistad. Eres muy grande, nunca me cansaré de decirlo.
Y para el final no podía dejar a otra mujer mejor, mi pareja. Ella me regaló un libro antes incluso de que saliéramos juntos. Su título era muy premonitorio: Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven. Nunca agradeceré lo suficiente al destino que torciera tanto nuestros caminos para que lográramos encontrarnos. En estos seis años me ha apoyado en cada paso que he dado, con una sonrisa tan grande como es su corazón. Y en breves días me ofrecerá el mayor de los regalos, mi hijo Xuhar. Nunca un nombre estuvo tan bien puesto: Maitane (amada en euskera).
Y por estas y mil razones más, me uno a la iniciativa #UnAñoDeAutoras. Pretendo ofrecer mi granito de arena en forma de visibilidad robada, mostrando que las mujeres han creado, crean y crearán mundos fascinantes. Espero que me acompañes en esta aventura. Y como reflexión te hago una breve pregunta: ¿Qué autora te ha marcado más en tu vida? Espero que compartas tu autora conmigo.
Muchas gracias por pasarte por El Constructor de Mundos. Si te gusta el blog no dudes en suscribirte, de esta manera recibirás todas las novedades respecto al fascinante mundo del Worldbuilding. Un fuerte abrazo y hasta pronto.
A veces navegando por la Red, perdida en el ciberespacio conoces a gente que jamás hubieses soñado descubrir.
A veces el mundo y los km son menos cuando las letras se transmiten de un punto al otro del globo en milisegundos.
A veces tienes la suerte de encontrar amigos en lugares que nunca has pisado, que nunca has andado, que siempre quisiste visitar.
A veces, algunas veces, lo más importante es imposible expresarlo en palabras.
Gracias.
He tratado de ser lo más sincero en este artículo, y plasmar en la pantalla lo que siento en lo más dentro. Es un placer contar contigo y tenerte mucho más cerca de lo que los kilometros que nos separan podrían hacer parecer. Gracias a ti.